
¡Qué dulce beso intenso! secó mi llanto, me adormeció la tristeza; humedeció mi alma con el ungüento balsámico de tus caricias. ¡Beso supremo! comunión de dos que se aman, tú y yo... Pedacito de cielo, hasta el fin de la era; sin secretos que nos hieran, así, en la desnudez de nuestro encuentro. Un beso hondo puede dar vida cuando ya la muerte se aferra. Un beso de luz puede descoyuntar a la atrevida oscuridad. Hoy nuestro beso en llamas ardió de ternura y deseo. Hoy te hice mi dueño. INGRID ZETTERBERG Dedicado a mi amado Camilo Sesto Derechos reservados Safe Creative Cta. 1006080193112