
Te he escogido a ti para hundirnos juntos en la eternidad. Arrastrando mi orfandad me escondí tras de tu espalda para continuar el viaje. A tu sombra me hallo protegida, bajo tu brazo amante. Nos esperan duros recodos en el camino espiritual. Y una extraña oscuridad que a veces se posa entre los dos. Realmente, no sé quién inició esta ternura, ¿Fuiste tú aquella madrugada entre osadías? ¿O fui yo con mi remordimiento diluido en lágrimas? Lo cierto es que un amor inmenso nació aquella noche de setiembre, se fue sembrando a pocos cual semilla inocente en tierra fértil. Y echó raíces hasta abrazarnos el corazón. INGRID ZETTERBERG Dedicado a mi amado Camilo Sesto Derechos reservados Safe Creative Cta. 1006080193112